El celo de Jungkook había terminado, y fue uno de lo más dolorosos ya que no tuvo a nadie para ayudarlo, además no lo aceptaría, solo quería a un omega.

Se levantó a las siete de la noche, porque la mayor parte del día y tarde se la pasó descansando para recuperarse, ahora estaba el alfa caminando a la sala para hablar con su familia sobre el omega, ya que sabía que Jimin no estaba a salvo en su casa con sus padres.

—Familia —llamó la atención de todos de la sala—. Yo quería hablar con ustedes sobre algo —y se sentó junto a ellos en el sofá.

—Claro hijo —Gongyoo habló y todos esperaron a que hable.

—Verán creo que, creo que he encontrado a mi omega... —y todos lo miraron con los ojos en grande.

—¡¿QUE TÚ QUÉ?! —Heesun gritó—. ¡No puedo creer que mi hermano encontrara antes a su omega que yo! En fin, felicidades Jungkook —estaba sorprendida y a la vez feliz por él.

—Si, creo que lo hice —dijo emocionado igual.

—¿Y se puede saber el nombre de tu omega? —preguntó también feliz por su hermano, Jake.

—Su nombre es Jimin —dijo sonriendo.

—Estamos muy felices por ti hijo, pero me consta que aquí no termina todo lo que querías decir, ¿verdad cachorro? —preguntó Misook, curiosa por lo que tenía que decir su hijo y el semblante del pelinegro cambió y recordó porque quería hablar con sus padres.

—Como saben, yo trabajo en una panadería —y todos asintieron—. Pues ahí yo conocí a mi omega, aún ahí no sabía su nombre y nunca llegué a entablar una buena conversación porque me ponía nervioso —suspiró, antes de volver hablar—. Pero hace una semana no había venido a la panadería y me empecé a preocupar, quise despejarme un rato y elegí el camino largo a casa, estaba caminando hasta que un aroma a orquídeas llegó a mi nariz y enseguida empecé a seguir su rastro, y eso me llevó a una casa, me empecé a preguntar de quien venía ese aroma, así que había un beta, me acerqué para preguntar y me dijo que allí vivía una familia, un alfa que se llama Park Seobin y su hijo omega Jimin. Lo dijo con un semblante triste, entonces me preocupé y pregunté, me dijo que siempre su padre lo golpeaba y que hace una semana se escucharon fuertes ruidos y golpes en la casa —se tomó un momento—. Después pregunté como era el hijo, me dijo que pequeño, ojiazul y cabello castaño —miró a su familia, que tenían el semblante serio—. Era él, papá.

—Cálmate hijo, te ayudaremos en todo, ¿vale? —apoyó su padre.

—Yo lo sentí papá, tuve una opresión en mi pecho, mi lobo y yo lo sentimos —pasó su mano por su cara, estresado.

—Calma Jungkook, no ganas nada poniéndote así —aconsejó Jake.

Este se tomó unos minutos para tranquilizarse, poniéndose a pensar, tenían razón, ahora mismo no ganaba nada comportándose de esa manera, lo mejor era tranquilizarse.

—Ahora lo que necesitamos es que descanses, mañana tenemos mucho que hacer para poder tener a Jimin a salvo —dijo Misook, para poder solucionar todo.

—Si, tienes razón.

—Ahora hermano anda a descansar —dijo dándole palmaditas en su espalda a Jungkook.

El pelinegro se levanta y se va a su habitación a dormir un poco.

Su familia se queda un poco más hablando, pero como ya se estaba haciendo muy tarde, se empezaron a ir a sus respectivos dormitorios y se acostaron.

Habían pasado unas horas, eran las 11:00 p.m., todo estaba tranquilo hasta que Jungkook sintió otra vez la opresión en el pecho, le dolía demasiado, su lobo también sufría.

"Anouk está pasando otra vez"

Mientras intentaba respirar ya que le estaba faltando un poco el aire.

"Omega"

"Hay que ir por él"

Y sin más, Jungkook salió de la habitación, ahí se encontró con su familia ya que ellos habían olfateado su aroma a preocupación.

—¿A dónde vas Jungkook? —preguntó Heesun.

—Mi omega, algo está mal —contestó, mientras empezaba a bajar las escaleras con sus padres y hermanos atrás.

—Vamos contigo.

✧✦✧

Jimin no estaba para nada bien.

Su celo había terminado, y no tuvo tiempo de descansar porque su padre ya lo había mandado a limpiar la casa, porque dijo que tendrían a un invitado.

Ya había terminado la cocina, baños y habitaciones, ahora solo está limpiando la sala.

—¿Ya terminaste? —preguntó Seobin con su semblante serio.

—N-No —dijo nervioso.

—¡¿Cómo que no?! ¡Nuestro invitado ya va a llegar, mocoso! —y le dio una cachetada, que lo hizo caer al suelo.

Jimin no tuvo tiempo de decir nada y tampoco lo haría cuando el timbre de la casa empezó a sonar.

—Llegó —dijo mirando a su hijo en el suelo—. Ahora levántate y cocina para nuestro invitado —y con eso Seobin se fue a abrir la puerta, mientras que Jimin iba a la cocina cojeando un poco a preparar algo para recibir al invitado.

—Hola Hwan, pasa —moviéndose a un lado para dejar pasar a su invitado.

—Muchas gracias Seobin —dijo serio—. ¿Dónde está mi omega? —preguntó, porque vino aquí con un solo fin.

—Ah, claro, déjame que lo llamo, mientras tanto siéntate, no tardo —y se fue a la cocina, lo vio cortando vegetales, se acercó y lo agarró del brazo, haciéndolo soltar un chillido de dolor.

—Escúchame muy bien, no quiero que lo eches a perder, afuera está tu alfa —comentó como de lo más normal, y el omega y su lobo sonrieron, su alfa había venido por él, pero le extrañó que supiera donde vivía y no haberlo sentido, pero no le importó—. Así que te tienes que comportar bien, ¿entiendes? —y el castaño asintió rápidamente.

Seobin salió con un sonriente omega, pero su sonrisa se borró, y arrugó su nariz al percibir un aroma, tabaco, ese no era el aroma de su alfa

Llegaron a la sala y Jimin pudo ver que había un alfa, que tenía una sonrisa para nada amigable viéndolo, su padre lo llevó a sentase al frente del alfa.

Ahí empezó todo el caos.

—Hola Jimin —saludó.

—Hola —saludó un poco en susurro.

—Hijo déjame presentártelo, él es Hwan, tu alfa —dijo Seobin.

—¿Q-Qué? —estaba estático, tratando de procesarlo.

—Si como oíste omega, ahora eres mío —habló Hwan pasándose su lengua por sus labios.

—No... y-yo —dijo confundido.

—Ahora omega levántate, nos tenemos que ir —ordenó mientras se paraba.

—¿Ir a dónde? —preguntó asustado.

—Te llevaré a mi casa, donde ahora vivirás ahí y me complacerás en lo que necesite, simples cosas cariño —explicó mientras agarraba el brazo del omega con fuerza.

—¡No! ¡Déjame! —gritaba mientras lloraba, él no se quería ir con ese alfa.

—¡Camina de una vez estúpido omega! —gritaba arrastrándolo afuera de la casa.

—¡Papá! ¡Ayúdame! —quien ni se inmutó por lo que le estaban haciendo, solo sonreía mientras lo veía irse.

—Al fin me vas a servir para algo —respondió riendo, mientras subía las escaleras para ir a su habitación.

Pero no contaban que Hwan al abrir la puerta para llevárselo, se encontraría con toda una familia de alfas.